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“Repsol ha finalizado el proceso de desinversión de sus activos en Argentina con la venta a JP Morgan Securities de los títulos BODEN 2015 que aún mantenía, por valor nominal de 117,36 millones de dólares, y que formaba parte de los medios de pago de la compensación por la expropiación del 51% de YPF y de YPF Gas”, informó en un comunicado.
Dicha nacionalización, decidida en 2012 por el gobierno de Cristina Kirchner, quien acusaba a Repsol de no invertir suficientemente en el país en un momento de grave déficit energético, provocó fricciones diplomáticas entre Madrid y Buenos Aires.
El grupo español, que ya había vendido varios paquetes de obligaciones en los últimos días, explicó haber “obtenido unos ingresos totales de 4.997,2 millones de dólares” con lo que quedó extinguida la deuda de 5.000 millones de dólares reconocida por Argentina.
Además, Repsol vendió el 0,48% que mantenía en YPF, tras haber cedido antes el 11,86%. La venta de ese 12,34% le reportó 1.311 millones de dólares, que agregados a la venta de bonos argentinos suman 6.309 millones de dólares.
“Los ingresos procedentes de estas operaciones refuerzan la solidez financiera de la compañía”, subrayó el grupo. Repsol logró así una salida honorable y, sobre todo, rápida en solo semanas, del conflicto en el que estaba inmersa con el gobierno argentino desde hace dos años.
Y en tiempo récord sacó un riesgo de su balance: la deuda argentina está clasificada en categoría especulativa por las tres grandes agencias de calificación, un factor preocupante para los inversores incluso si el acuerdo cerrado entre Argentina y Repsol el 25 de febrero preveía que en caso de quiebra, Buenos Aires debía pagar de todos modos.