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El trabajo señala que quienes consumen esa clase de medicación tienen un 19% más de riesgo de ser ingresados en un hospital por un fallo cardíaco en los siguientes 14 días.
Los expertos subrayaron que el mayor incremento en posibles fallos cardíacos se registra en pacientes con hipertensión, diabetes y de riñón.
Investigaciones previas ya habían establecido un vínculo entre ese tipo de medicación y ritmos cardíacos anormales, así como un incremento del riesgo de sufrir ataques cardíacos y derrames cerebrales si se consume de forma regular.