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BUENOS AIRES (AFP). En 2015, un año electoral que marcó un abrupto giro de la política argentina, el destino de Nisman, fallecido a los 51 años, dividió aguas incluso entre sus colegas del Poder Judicial.
“Vemos con mucha necesidad el esclarecimiento de su muerte. La sociedad argentina y el mundo están a la espera”, dijo Ariel Cohen Sabban, presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA).
La DAIA, organismo político de la comunidad judía, la mayor de América Latina con 300.000 miembros, convocó a prender “velas por Nisman” en un acto para “reclamar justicia” este lunes próximo en la plaza Alemania de Buenos Aires.
Nisman, encargado durante más de una década de investigar el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que causó 85 muertos y 300 heridos en 1994 en Buenos Aires, apareció muerto de un disparo en la cabeza el 18 de enero de 2015 en el baño de su apartamento en el exclusivo barrio de Puerto Madero.
Junto a su cuerpo estaba una pistola Barsa 22, de donde salió la bala, y que el fiscal había pedido prestada a un colaborador de su fiscalía, el asesor informático Diego Lagomarsino, el único procesado.
“Nisman era la persona que más conocía de la causa AMIA, entendemos que seguramente su muerte está relacionada con el atentado”, dijo Cohen Sabban quien reveló que se reunió con Nisman 72 horas antes del deceso. “Se lo veía nervioso, muy tenso y muy preocupado”, aseguró.
El exfiscal venía de denunciar a la expresidenta Kirchner (2007-2015) por encubrir a iraníes señalados de idear el atentado a la AMIA. Esa denuncia luego fue rechazada por “inexistencia del delito” en varias instancias judiciales.
Según Kirchner, el acuerdo que a decir de Nisman era para encubrir iraníes, tenía como fin que jueces argentinos pudieran indagar en Teherán a los acusados, entre ellos el expresidente Ali Rafsanjani. Ese pacto fue declarado inconstitucional en diciembre en Argentina.
Al día siguiente de su deceso, Nisman debía ampliar su acusación ante el Congreso.
Pese al terremoto institucional que provocó el caso, no fue determinante en la derrota electoral del kirchnerismo, estimó Rosendo Fraga, de la consultora Nueva Mayoría.
“Ya en marzo pasado los efectos políticos negativos para el gobierno (de Kirchner) se habían diluido”, indicó Fraga.
“Lo mataron, no se mató”, dijo Sara Garfunkel, madre del fiscal, quien reclamó que la causa “no se cierre como una muerte dudosa”, en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias.
En las antípodas, Jorge Elbaum, líder del Llamamiento Argentino Judío y exdirigente de la DAIA, aseguró que “cualquier caso similar se habría cerrado con la carátula de suicidio” y atribuyó la demora a “cuestiones políticas”.
La jueza Sandra Arroyo Salgado, madre de las dos hijas de Nisman y querellante, dijo “no tener dudas de que se trató de un homicidio vinculado a los servicios de inteligencia”.
Arroyo Salgado denostó la tarea de la fiscal Viviana Fein, quien investigó la muerte hasta diciembre cuando fue desplazada por la jueza Fabiana Palmaghini.
Reafirman que fue un crimen
A días del primer aniversario de la muerte de Nisman, el abogado Manuel Romero Victorica, representante de las hijas del procurador muerto, reiteró ayer que el fiscal fue asesinado y vinculó el crimen a la investigación del atentado contra la mutual judía AMIA.
En declaraciones a Radio Mitre, Romero Victorica sostuvo que “hay muchas pruebas en el expediente que demuestran” que a Nisman lo mataron, una hipótesis que también defienden otros familiares del fiscal, como su madre y su hermana.