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“No queremos que los restos de Videla sean enterrados en Mercedes. No queremos que la ciudad sea un espacio de pasaje y reverencia de la derecha fascista argentina y que sea enterrado al lado de muchos compañeros que perdieron la vida durante su dictadura”, dijo a la AFP el dirigente del Partido Socialista local José Luis Pisano.
Pisano y otros líderes políticos locales se reunieron ayer para expresar su rechazo a la posibilidad de que el exdictador sea sepultado en ese cementerio público.
Videla, quien nació en esa ciudad enclavada en la rica pampa húmeda el 2 de agosto de 1925, falleció el viernes en una prisión de la periferia de Buenos Aires, donde purgaba dos condenas a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad durante la dictadura (1976-83).
El lugar y la fecha del entierro del exdictador están rodeados por el misterio y hasta este lunes solo se sabía que su cuerpo permanecía en la morgue de Buenos Aires, pero la posibilidad de que ocurra en Mercedes, de unos 65.000 habitantes, movilizó a sus fuerzas políticas y organismos humanitarios.
Mercedes, cuya principal fuente económica es la actividad agropecuaria en los productivos campos de soja y trigo, mantenía este lunes su ritmo habitual, aunque las aguas comenzaban a agitarse ante el rumor de que los restos del exdictador sean sepultados en el cementerio comunal.
“Repudio a que su cuerpo se deposite en nuestra ciudad, y tendrían que hacer lo mismo con el cuerpo de él como pasó con los de los desaparecidos; que lo tiren en el mar”, dijo a la AFP Ayelen Mainery, una vendedora de 26 años.
A su vez, Aida Ibaldi, empleada de 55 años, señaló: “La pasamos muy mal en la dictadura, no quisiera que esté en mi ciudad”.