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Cerca de 200.000 personas viven en los barrios del este de la segunda ciudad siria, uno de los puntos estratégicos del conflicto, ubicada al norte del país, dividida desde 2012 entre la zona oriental controlada por los rebeldes y la occidental, en manos del régimen.
Las tropas del gobierno avanzan en un intento por cortar totalmente las rutas de aprovisionamiento y allanar el camino para retomar la ciudad.
Los rebeldes lanzaron ayer una infructuosa contraofensiva para reabrir la ruta de Castello, cortada el jueves por las tropas del gobierno, indicó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
“El ataque ha terminado y la carretera sigue completamente cerrada”, dijo el director del OSDH, Rami Abdel Rahman.
Ayer, las fuerzas del gobierno lograron ubicarse a 500 metros de la ruta de Castello. Desde el jueves ya están posicionadas para vigilar este tramo de la carretera y pueden efectuar tiros contra las personas o los vehículos que transiten por la ruta.