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"¿No deberíamos pensar en lo que debe sufrir Cristo con su propia Iglesia? En las veces que se abusa del sacramento de su presencia y en el vacío y maldad de corazón donde entra a menudo. ¡Cuántas veces se deforma y se abusa de su Palabra! Qué poca fe hay en muchas teorías, cuántas palabras vacías, cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que por su sacerdocio deberían estar completamente entregados a El", denunció el purpurado.
Ratzinger agregó: "Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia, qué poco respetamos el sacramento de la reconciliación. Ten piedad de tu Iglesia, también en ella Adán, el hombre, cae una y otra vez".
El cardenal que se encarga de velar por la ortodoxia de la fe católica escribió también que la cristiandad en su historia reciente ha abandonado a Cristo "y se está dejando llevar por las corrientes, creando un nuevo paganismo, que es peor, ya que queriendo olvidar definitivamente a Dios ha terminado por desentenderse del hombre".
"Destruye el poder de las ideologías para que los hombres puedan reconocer que están entretejidas de mentiras. No permitas que el muro de materialismo llegue a ser insuperable. Haz que te reconozcamos de nuevo, haznos sobrios y vigilantes para poder resistir la fuerza del mal", imploró.
Recorriendo las últimas horas de Cristo, el cardenal dijo que el Juez del Mundo (Dios) fue humillado, deshonrado e indefenso delante del juez terrenal (el hombre) y que los hombres, como suele ocurrir con frecuencia, miraron hacia otro lado.
"La justicia fue pisoteada por la bellaquería, por lo pusilánime, por miedo a la prepotencia de la mentalidad dominante. La sutil voz de la conciencia es sofocada por el grito de la muchedumbre", escribió el cardenal, que subrayó con amargura: "Cuántas veces los hombres hemos preferido el éxito a la verdad, nuestra reputación a la justicia".
Ratzinger constató que a lo largo de la historia ha ocurrido como con Jesús, "que los inocentes son maltratados, condenados y asesinados".
Todos los años el Papa encarga a personalidades, incluso no católicas, las meditaciones de las 14 estaciones del vía crucis que se celebra en el Coliseo de Roma en la noche del Viernes Santo.
EL PAPA OFRECE SUS SUFRIMIENTOS PARA QUE SE CUMPLA PROYECTO DE DIOS
ROMA, 25 (EFE). El papa Juan Pablo II, que no pudo presidir esta noche el vía crucis en el Coliseo de Roma debido a su delicado estado de salud, envió no obstante un mensaje a los asistentes en el que dijo sentirse espiritualmente al lado de ellos y ofreció sus sufrimientos "para que se realice el proyecto de Dios".
Con esas palabras, el anciano Pontífice -que en mayo cumplirá 85 años, padece parkinson y ha sido sometido a una traqueotomía- dio a entender lo difícil que están siendo para él estos días en los que su frágil estado de salud le impide celebrar ritos a los que se siente tan unido.
El Pontífice dijo en su mensaje que la Cruz es la única esperanza para el hombre y pidió la paz para el mundo.