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“Se trata –agregó– de situaciones inéditas” y por ello las normas están siendo estudiadas en estas horas por expertos vaticanistas.
Pero los “objetos vinculados estrechamente con el ministerio de Pedro tendrán que terminar”, precisó.
En cuanto a la elección del sucesor en el trono de Pedro, Lombardi dijo que el Papa no es un cardenal, sino “el jefe del Colegio Cardenalicio”. “Pero, por cierto, no está previsto que Benedicto XVI participe en el cónclave”.
Por otra parte, “será interesante ver cómo nos dirigimos a él, cómo se lo llamará. Difícilmente lo llamaremos cardenal. Tal vez obispo emérito de Roma...”, opinó.
La situación insólita generada por la renuncia de Benedicto XVI también repercute en sus trabajos escritos. La Encíclica sobre la Fe –que iba a completar la trilogía dedicada a las virtudes teologales, luego de las dedicadas a la Caridad y la Esperanza– “no será publicada a fin de mes, no estaba en un estado que permitiera hacerla pública”, consideró Lombardi.
“El Papa mantendrá todos sus compromisos hasta el 28 de febrero”, a las 20:00 locales (16:00 hora paraguaya), remarcó.
La hora fijada para la conclusión del Pontificado, fue elegida “porque es cuando (el Papa) termina su habitual jornada de labores”, aclaró Lombardi.
En la elección del horario “no hay otro motivo”, “ni jurídico ni operativo”, sino solamente el “normal cierre de la jornada laboral del Santo Padre”, reiteró el vocero del Vaticano.
En cuanto a la futura residencia de Joseph Ratzinger, Lombardi aclaró que el convento de clausura Mater Ecclesia, que lo acogerá, se encuentra en los jardines vaticanos, pero que el expontífice no vivirá con las monjas.
Por otra parte, para el 27 está programada la última audiencia general de los miércoles.
Esa audiencia “pensamos que se hará en la Plaza San Pedro, ya que vendrá mucha gente”.
El portavoz del Vaticano confirmó, además, que Benedicto XVI se sometió hace poco a una intervención para reemplazar las baterías del marcapasos “que tenía desde hace mucho”.
El religioso explicó que “no fue una intervención de relevancia, sino absolutamente normal y de rutina” y que “no tuvo peso alguno en su decisión” de renunciar.