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WASHINGTON (EFE, Reuters). La dirigencia republicana busca desde hace un tiempo desinflar el avance del precandidato Donald Trump, por su discurso agresivo y excluyente.
“Donald Trump es un farsante, un fraude”, afirmó el excandidato, que ayer volvió a urgir al multimillonario neoyorquino a publicar sus declaraciones de la renta, que, según dijo, serán un “bombazo” porque el empresario “tiene demasiado que esconder”.
“Sus promesas son inútiles, como una carrera de la Universidad Trump”, señaló, con ironía, Romney, en alusión a la institución académica creada por el multimillonario, cuyas operaciones cesaron en 2011, en medio de un escándalo por no contar licencia para ser una Universidad.
En su opinión, el magnate inmobiliario “está embaucando al público estadounidense”.
Romney pidió a los republicanos que rechacen la candidatura de Trump en unas elecciones que “tendrán profundas consecuencias para el Partido Republicano y, más profundamente, para el país”.
“Si nosotros, los republicanos, elegimos a Donald Trump como nuestro nominado, las expectativas de un futuro seguro y próspero van a disminuir enormemente”, subrayó.
La reacción del multimillonario no se hizo esperar y, en su cuenta de la red social Twitter escribió: “Enseñar al Partido Republicano cómo perder hace cuatro años no fue suficiente. Ahora, Romney quiere hacer eso de nuevo”.
Romney también recordó que las encuestas de intención de voto apuntan a que Trump perdería ante Hillary Clinton, la gran favorita para obtener la candidatura del partido demócrata a la Casa Blanca, en los comicios presidenciales del próximo 8 de noviembre.
Populismo autoritario
Por otra parte, al menos 70 republicanos veteranos de la política exterior firmaron una carta en la que advierten contra la candidatura de Trump.
“Las propias declaraciones del señor Trump nos llevan a concluir que como presidente usaría la autoridad de su cargo para actuar en maneras que harían a Estados Unidos menos seguro”, dice la carta.
“Además, su expansiva visión sobre cómo debería usarse el poder presidencial contra sus detractores representa una clara amenaza a la libertad civil en Estados Unidos”, agrega.