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Según los agentes del orden (y de las aduanas) de la capital china, para evitar ser molestadas o golpeadas, las mujeres de Pekín no tendrían que ponerse minifaldas y vestimentas consideradas escasas, de corte bajo o transparentes.
La “recomendación” descarga sobre las víctimas la responsabilidad de las molestias, en nombre de la mentalidad: “Si te vistes así, no lamentes si te molestan”.
El año pasado en Shanghái, donde el clima es más cálido respecto a Pekín, la línea dos de la metropolitana había dado una similar.
El hecho –justo el año pasado, el 24 de junio– desencadenó el malestar de varios grupos de jóvenes, que se hicieron fotografiar con un velo negro que les cubría la cara y con carteles con inscripciones como: “Puedo optar por mostrar, pero no que me molesten”.
En la guía publicada sobre el blog del Departamento para el tráfico de la comisión de la seguridad pública de Pekín, las mujeres están invitadas a no sentarse a los pies de los pisos superiores de los autobuses (aquellos de dos pisos) o a detenerse en las escaleras de los buses si visten polleras cortas, para evitar fotografías inapropiadas por parte de aquellos que se sientan en los niveles inferiores.
La guía invita también a las mujeres que sufren algún tipo de molestia a denunciarlo a la Policía.
Las quejas de las jóvenes por las molestias sexuales son abundantes, pese a las cámaras de control sobre los transportes públicos, sobre todo en el subterráneo.
Jiang Yue, docente de la Universidad de Xiamen y experta en derechos de las mujeres, sostiene que es necesaria una ley para prevenir las molestias sexuales.
La normativa actual permite solo “sancionar”, multar o detener con un máximo de 15 días a los acosadores reincidentes.