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En el recinto de la Asamblea, donde los socialistas, en el gobierno, gozan de una confortable mayoría, estallaron aplausos y también gritos de rechazo, al aprobarse el texto que convierte a Francia en el 14º país que legaliza el matrimonio homosexual.
Activistas de ambos bandos, que se han volcado a las calles para expresar su apoyo o rechazo a esa ley que abre la vía al matrimonio civil y a la adopción por parte de parejas del mismo sexo, se hicieron presentes en la Asamblea para este voto histórico que transformará a la sociedad francesa.
Ambiente febril
El ambiente en la Asamblea fue febril, como lo fue durante los debates, cuando varios diputados casi llegaron a los golpes.
Mientras, en las calles de Francia se multiplicaron las protestas y recrudecieron las agresiones contra los homosexuales.
Pero el gobierno, que no esperó nunca tal crispación y movilización por una ley que fue una de las principales promesas de campaña del presidente François Hollande espera que esta aprobación disipe esas tensiones y que Francia, un país de tradición laica, aceptará paulatinamente esa legislación.
“Pienso ya en la alegría, en la felicidad de todas esas parejas de homosexuales, en los niños que están educando, porque van a obtener por fin una protección y los mismos derechos que los demás”, declaró David Assouline, portavoz del Partido Socialista, poco antes del voto.
“Sabemos que no hemos retirado nada a nadie, al contrario, hemos reconocido los derechos de nuestros conciudadanos”, declaró la ministra de Justicia, Christiane Taubira, tras el voto.
“El que habéis votado hoy es un texto generoso” , agregó la ministra.
Convocan protestas
Pero la oposición de derecha, que se alineó de manera casi unánime contra este proyecto, y los detractores del matrimonio gay, han advertido que no cesarán sus protestas, y convocaron una concentración esta misma tarde, confirmando también que habrá una gran manifestación el 26 de mayo.
El partido conservador Unión por un Movimiento Popular (UMP), que ha galvanizado y aprovechado las protestas para debilitar a Hollande, presentó por su parte un recurso ante el Consejo Constitucional contra esta ley, cuyo elemento más polémico es la autorización de la adopción por parte de parejas del mismo sexo.
Pero Hollande puede promulgar la legislación sin esperar el fallo de ese tribunal, que determina la concordancia de las leyes con la Carta Magna de Francia.
Varios analistas señalan que la UMP espera que sigan las protestas contra la ley, lo que debilitaría aún más al presidente francés, que pierde popularidad por momentos por la crisis económica y los escándalos.
El partido del expresidente Nicolas Sarkozy ha prometido incluso que si regresa al poder derogará la legis- lación aprobada por los diputados.
La Iglesia Católica ha sido también una de las principales fuerzas detrás de esta movilización, que ha sorprendido por su intensidad frente a otros países donde la autorización de los matrimonios homosexuales no causó grandes fricciones ni desató un incremento de la homofobia.
La radicalización del movimiento ha llevado a los socialistas a acusar a la UMP de hacer el juego al ultraderechista Frente Nacional (FN), que ha participado en marchas y protestas que han puesto a la policía francesa en estado de alerta.