Cargando...
JERUSALÉN (Reuters, AFP). El presidente paraguayo Horacio Cartes inauguró ayer la embajada de su país ante Israel en Jerusalén, convirtiéndose en la segunda nación, luego de Guatemala, en seguir los pasos de Estados Unidos, que con el traslado de su legación diplomática reconoce a la disputada Ciudad Santa como capital de Israel.
Las decisiones de Guatemala y Paraguay levantan sospechas sobre eventuales favoritismos hacia esos países de parte de la administración Trump.
El presidente estadounidense había amenazado a fines de 2017 con represalias financieras a los países que apoyaran la resolución de la Asamblea General de la ONU de condena al reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel.
La resolución fue aprobada finalmente el 21 de diciembre de 2017 por 128 votos a favor, nueve en contra (Guatemala junto a Honduras, Togo, Micronesia, Nauru, Palau y las Islas Marshall, además de EE.UU. e Israel) y 35 abstenciones, una de estas fue de Paraguay.
Aunque la mayoría de los países latinoamericanos confirmaron a finales de 2017, ante la decisión de Estados Unidos, que no moverían su embajada de Tel Aviv.
La decisión de estos tres países marca un quiebre del consenso internacional de mantener las embajadas fuera de Jerusalén debido al estatuto disputado de la Ciudad Santa y al conflicto israelo-palestino.
Apoyo a estados
Paraguay fue una de las 33 naciones que votaron a favor del Plan de Partición de Palestina en la ONU, allanando el camino hacia la creación del Estado de Israel. Inauguraron relaciones diplomáticas en 1949.
En 2005 Paraguay estableció oficialmente relaciones con Palestina. Y en 2011 estuvo entre los latinoamericanos que reconocieron a Palestina como un Estado libre e independiente con las fronteras del 4 de junio de 1967.
Pero con Cartes en el poder desde 2013 la posición paraguaya fue cambiando.
Los israelitas (mayoritariamente judíos) consideran que Jerusalén es su capital “eterna” e “indivisible” desde hace más de 3.000 años, por razones religiosas y políticas.
Desde las dos destrucciones del Templo de Jerusalén y la consecutiva dispersión del pueblo judío, el judaísmo siempre evocó un retorno a Jerusalén. La Ciudad Santa era la capital del reino de Israel del rey David (siglo X antes de Cristo) y más tarde del reino judío asmoneo (siglo II antes de Cristo).
Los palestinos (mayoritariamente islámicos), que representan alrededor de un tercio de la población de la ciudad, reivindican Jerusalén como capital de su futuro Estado. Para ellos, la ciudad también tiene un estatuto religioso esencial: la Explanada de las Mezquitas, lugar desde donde –según el islam– el profeta Mahoma ascendió al cielo, es el tercer sitio santo para los musulmanes.
Israel anexionó Jerusalén Este en 1967. Para la comunidad internacional, Jerusalén Este es un territorio ocupado, por lo que para la mayoría de los miembros de ONU las embajadas no deberían instalarse en la ciudad hasta que el estatuto de la misma no sea negociado entre Israel y Palestina.
Líder irresponsable
El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, tildó al presidente Cartes de “líder irresponsable al desafiar el derecho internacional y el logro de una paz justa y duradera en Oriente Medio”.
Erekat acusó a Paraguay de violar la resolución 478 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en la que este pidió a los países que retiraran sus embajadas de la Ciudad Santa tras la anexión en 1980 de la zona este, ocupada por Israel desde la Guerra de los Seis Días (1967).
La OLP adelantó que tomará “medidas diplomáticas” contra los tres países que hasta ahora han hecho efectiva la controvertida decisión de abrir sus legaciones diplomáticas en Jerusalén.
Paraguay y Guatemala ahora tienen sus legaciones en el Parque Tecnológico de Malha.