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Jorge Bergoglio contó una anécdota de cuando era niño y dijo recordar cómo en la casa de un amigo suyo vio en una ocasión a la madre de este abofetear a la mujer que limpiaba la casa.
“No he olvidado eso”, subrayó, al tiempo que pidió una reflexión sobre el trato que se les da a estas personas.
“(Alguien puede decir): no, padre, yo nunca les he abofeteado. Pero, ¿cómo la tratas? ¿Le pagas lo justo, le das las vacaciones pertinentes, es una persona o un animal la que te ayuda en casa?”, cuestionó el Pontífice.