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Su petición hace parte de un llamado más amplio a la comunidad internacional para que se acuerde la abolición definitiva de la pena capital, aunque no hizo referencia a ningún territorio o país.
Ante miles de fieles que se congregaron en la Plaza San Pedro para escuchar su discurso, Francisco dijo que se sentía alentado por las señales de que la oposición a la pena de muerte está creciendo en todo el mundo.
“Las sociedades modernas tienen la posibilidad de reprimir eficazmente los crímenes, sin quitarle definitivamente a aquel que los ha cometido la posibilidad de redimirse”, dijo el Sumo Pontífice.
“El mandamiento ‘no matarás’ tiene valor absoluto y se refiere tanto al inocente como al culpable (...). También el criminal mantiene el inviolable derecho a la vida, don de Dios”, añadió.
Francisco ha hecho de la misericordia el tema dominante del año de Jubileo en curso.
“Apelo a la conciencia de los gobernantes, para que se alcance un consenso internacional para la abolición de la pena de muerte”, señaló.
“Y propongo a cuantos entre ellos son católicos que cumplan un gesto valiente y ejemplar: que no se ejecute ninguna condena a la pena de muerte en este Año Santo de la Misericordia”.