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El Pontífice mantuvo anoche una “muy larga” conversación con los padres de Foley y también con un pariente que hablaba español. Francisco, según las mismas fuentes, “quedó muy impresionado por la gran fe de la madre” de James.
La familia en este momento difícil se sostiene gracias a esa fe que habían transmitido también a su hijo asesinado.
James Foley, de 40 años, católico, había estudiado en la Marquette University de los jesuitas del estado norteamericano de Wiscosin.
Con ellos había permanecido siempre en contacto, informándolos de sus traslados en zonas de guerra, de las misiones humanitarias en las cuales participaba y sobre todo pedía ser acompañado en la oración. En los días de su cautiverio en Libia se había sostenido psicológica y emocionalmente rezando el rosario. Luego, en 2012, había sido raptado en Siria.
Francisco habló también con el padre y luego con un miembro de la familia en español.