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CIUDAD DEL VATICANO (ANSA). El tema central de la misa fue la reflexión de Jorge Bergoglio sobre el Reino de Dios, que no es como otros reinos y poderes del mundo, y sobre las consecuencias de esta realeza “paradójica”, “sin poder y sin gloria”, que hace aparecer a Cristo “más como un vencido que como un vencedor”.
“Cuántas veces, también entre nosotros, se buscan las gratificantes seguridades ofrecidas por el mundo. Cuántas veces somos tentados a bajar de la cruz: la fuerza de atracción del poder y del éxito aparece como un camino fácil y rápido para difundir el Evangelio, olvidando rápido cómo obra el Reino de Dios”, advirtió el Papa.
La Puerta Santa de San Pedro fue la última en ser clausurada, puntualmente a las 10 horas locales, de todas las puertas de las basílicas del mundo, ya cerradas en su mayoría en el rito del fin del Jubileo. Una ceremonia precedida por procesiones y plegarias con las máximas autoridades de la Iglesia Católica romana, obispos y cardenales, entre ellos diecisiete creados este mismo sábado.
La misa tuvo los colores, las voces y las variadas lenguas, desde el latín y el chino hasta el sango centroafricano, entre otras, que manifiestan la universalidad de la Iglesia y alternó momentos de recogimiento con instancias más festivas.
Sobre el final, el Papa recitó el Ángelus y agradeció a todos los que participaron del Jubileo, los que lo hicieron posible desde el punto de vista organizativo y quienes, como ancianos y monjas de clausura, lo apoyaron con sus plegarias.
El sitio oficial vaticano informa de más de 20 millones de “participantes del Jubileo en Roma”.
Esta cifra comprendió a los peregrinos de todo el mundo registrados on line, llegados durante el Año Santo a la capital italiana para las celebraciones y el pasaje por la Puerta Santa.