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JERUSALÉN (AFP). Unos 300 soldados debían sumarse a las fuerzas policiales, desbordadas por el recrudecimiento de la violencia desde inicios de mes, que generó temores de una tercera intifada, o levantamiento palestino.
La última vez que el Ejército participó en una operación en las ciudades israelíes fue en 2002, durante la segunda intifada, según una fuente de las fuerzas de seguridad.
Los registros a bordo de los autobuses provenientes de los territorios palestinos eran constantes en la autopista que une a Jerusalén con Hebrón, en Cisjordania.
Violentas protestas palestinas se señalaron en Jerusalén, así como en Cisjordania y la Franja de Gaza.
Siete israelíes y unos treinta palestinos, incluyendo varios presuntos autores de los ataques con arma blanca, murieron en los incidentes y unos 30 palestinos resultados heridos en los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad israelíes.
Las intifadas de 1987-2003 y de 2000-2005, con enfrentamientos casi cotidianos, costaron la vida a centenares de personas.
Los partes de incidentes se multiplican, a medida que el pánico cunde en lugares públicos.
Las nuevas medidas de seguridad no impidieron el miércoles dos ataques en Jerusalén, uno de ellos cometido por un palestino de 20 años que fue abatido por la policía después de intentar apuñalar a un guardia de seguridad fuera de la Ciudad Vieja.
También fue ultimado el autor del otro ataque, de 23 años de edad, que hirió con un cuchillo a una mujer de 70 años cerca de la estación central de autobuses, sembrando el pánico en el lugar.
La ola de violencia se intensificó a partir del 1 de octubre, cuando presuntos miembros del movimiento islamista Hamas mataron a tiros a una pareja de colonos judíos en Cisjordania, en presencia de sus hijos.
En los días anteriores, se habían producido numerosos enfrentamientos entre fuerzas de seguridad israelíes y jóvenes palestinos en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén.