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Durante su última rueda de prensa como jefe del Pentágono el miércoles, Leon Panetta expuso su opinión sobre la inoperancia del Congreso y la actitud confrontativa que paraliza la vida política estadounidense.
“Los miembros del Congreso deben comprender que han sido elegidos para proteger al pueblo, y no para hacerlo sufrir” , dijo Panetta, que fue también representante en la cámara baja durante 17 años.
“Yo espero que con un poco de suerte, ellos recuerden cuánto trabajaron para encontrar una solución”, agregó.
Los recortes automáticos entrarán en vigor el 1 de marzo en caso de falta de acuerdo. Solo para el departamento de Defensa, 46.000 contratos de trabajadores civiles han comenzado a ser eliminados y otros 800.000 empleos verán sus salarios reducidos 20% en seis meses.
“No podemos permanecer paralizados refunfuñando, no podemos permanecer paralizados quejándonos, no podemos simplemente quedarnos quietos y echar la culpa a los otros”, arremetió el secretario.
Panetta no sabe cuándo exactamente pasará el mando: más de un mes después de haber sido nominado por el presidente, su sucesor Chuck Hagel, exsenador republicano, no ha sido confirmado por el Senado.
En un hecho casi inédito en la historia parlamentaria de EE.UU., los senadores republicanos intentan obstaculizar una nominación presidencial imponiendo la necesidad de una mayoría de 60 senadores para votar su confirmación. Los demócratas cuentan solo con 55.
Durante una primera votación en la comisión el martes, un senador republicano de Texas, Ted Cruz, estrella del Tea Party, no dudó en decir que la nominación de Chuck Hagel aumentaría los riesgos de guerra y sugirió que podría haber recibido “financiamiento directo o indirecto de fuentes extranjeras”.