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Sin el acuerdo de los jefes de bancada de la oposición, ningún texto puede llegar al hemiciclo. A menos que algunos legisladores cambien de posición, el presidente Obama se expone a una dura derrota.
Consciente de estos obstáculos, el jefe de Estado llamó a los estadounidenses a ejercer presión sobre sus representantes.
“Pregúntenles qué es más importante: si obtener a cualquier precio una buena nota del lobby de las armas, que financia sus campañas, o si brindar seguridad a los padres que llevan a sus hijos a la escuela primaria”, dijo.
Al responder a una niña que le envió una carta, Obama señaló que “los cambios más importantes” que podrían llevarse a cabo “dependen del Congreso”.
Oposición republicana
Entrevistados por Fox News, numerosos republicanos que representan circunscripciones rurales reaccionaron vivamente ante las declaraciones presidenciales.
“La segunda enmienda no es negociable”, sostuvo Tim Huelskamp, de Kansas, mientras Rodney Alexander prometió que nunca votaría a favor de una medida que “pasase por encima” de los derechos de los poseedores de armas.
Otros legisladores republicanos dijeron más temprano al sitio de Internet Político que es prácticamente imposible que las prohibiciones propuestas por el gobierno sean aprobadas.
“Este AR-15 (un fusil de asalto, ndlr) del que todos hablan es uno de los fusiles de caza más utilizados en el país”, explicó Charlie Dent, representante por Pensilvania (este).
Ni siquiera los demócratas están alineados en su totalidad con Obama.
Muchos de los legisladores, comenzando por el máximo referente del Senado, el demócrata Harry Reid, recibieron durante su carrera el respaldo de la National Rifle Association (NRA), el poderoso lobby de las armas.