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ESTOCOLMO (ANSA, AFP). El mecanismo de “reciclaje” de las células es una de las funciones que está en la base de todas las células vivientes.
Se llama “autofagia” (comerse a sí mismo) y permite a las células liberarse de los deshechos que produce, entregándolas a una “división” especializada para su degradación, llamada lisosoma.
La existencia de este mecanismo ya fue planteada en los años 60, pero solo las investigaciones llevadas a cabo en los 90 por Ohsumi permitieron comprender a fondo este proceso.
Las células emplean la “autofagia” para obtener energía y materiales de manera rápida en caso de inanición o situaciones estresantes. En las infecciones, las células utilizan la “autofagia” para eliminar bacterias o virus invasores.
El mecanismo sirve además para deshacerse de proteínas defectuosas, que van surgiendo de manera natural con el envejecimiento.
El descubrimiento abrió el camino para comprender mecanismos en el origen tanto de enfermedades muy difundidas (como el Alzheimer, la diabetes, el Parkinson), de infecciones, inflamaciones y tumores, así como de disturbios ligados al envejecimiento.
Tan revolucionario panorama de aplicaciones hizo posible una decisión no frecuente en los rubros científicos del Nobel, esto es premiar en exclusiva a un solo investigador.
El mecanismo
El proceso es esencial para la renovación celular. Nuestras células se autodestruyen, se encierran en unas vesículas con doble membrana y luego pasan a los lisosomas, los organismos encargados de digerir y destruir los deshechos y bacterias.
Su mal funcionamiento puede comportar enfermedades, como las llamadas “lisosómicas”, de origen genético, así como la enfermedad de Huntington, el Alzheimer, de Crohn, miopatías, diabetes tipo 2, etc.
El Nobel para Ohsumi, de 71 años de edad, conlleva ocho millones de coronas suecas (934.000 dólares). Hoy se anuncia el Nobel de física, mañana el de química, el viernes el de la paz y el lunes el de economía. El Nobel de literatura será anunciado el 13 de octubre.