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CHIANG RAI, Tailandia (EFE). Durante 18 días, Tailandia y el resto del planeta siguieron con el alma en vilo la odisea del joven equipo de fútbol, llamado “Jabalíes Salvajes”.
Los doce escolares, de entre 11 y 16 años, y el entrenador, de 25, se internaron en la cueva Tham Luang, el sábado 23 de junio tras completar un entrenamiento de fútbol cuando una súbita tormenta inundó el camino de salida. Quedaron a 4 km de la entrada de la gruta.
Fueron encontrados tras nueve días de intensa búsqueda de la que participaron unos 1.300 voluntarios.
Las lluvias que se abatieron en la región hicieron más urgente aún la evacuación. Las autoridades decidieron el domingo intentar el todo por el todo.
El recorrido estaba sembrado de obstáculos, y era necesario bucear en túneles inundados y en estrechos pasos. Trece buzos extranjeros y los comandos tailandeses extrajeron a los niños en tres grupos.
Ahora, todos se recuperan con normalidad y su vida no corre peligro, a pesar de que han perdido de media unos dos kilos de peso cada uno.
“Los 13” deben ahora emerger mentalmente en una difícil vuelta a la normalidad.
Estuvieron separados de sus familias durante dos semanas, privados de luz y de comida –rodeados por una agua turbia que los persiguió en los túneles hasta dejarlos en un estrecho promontorio– sin saber durante nueve largos días si serían alguna vez hallados, hasta que fueron hallados por buzos británicos.
Pese a todo, los niños están en buen estado físico y mental, según las autoridades del hospital. Pero acecharán en los próximos meses las pesadillas, la claustrofobia, la tristeza o los ataques de pánico tras una experiencia tan traumática, coinciden los expertos.