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No se trataría de simples palmaditas sino de azotes que puedan dejar incluso -según se lee literalmente en la propuesta- las nalgas “rojas, e incluso posibles leves hematomas en la piel delicada de los pequeños”.
Podrán golpear en las posaderas a los niños impertinentes, si la propuesta pasase, no solo los padres sino también los adultos encargados de su cuidado, incluidos hermanos y hermanas mayores, así como profesores y personal escolar.
Kansas, al igual que otros 20 estados del país, permite por ley azotar en el trasero a los niños, pero de forma ligera, que no deje señal de algún tipo.
La propuesta de ley número 2699 es extremadamente detallada: los azotes serían autorizados con el fin de restaurar los derechos de los padres y de definir los castigos corporales.
Estaría permitido dar azotes “por un máximo de 10 veces seguidas, con las palmas de las manos abiertas, sobre el trasero del niño”. Y estaría consentido “el uso de fuerza física de manera razonable, necesaria para mantener al pequeño quieto”.
Las reacciones de psicólogos y profesores no se hicieron esperar: “si pegas a un niño de pequeño, por cualquier razón, plantas la semilla de que esto sea aceptable para alcanzar un fin cualquiera”, declaró John Valusek, psicólogo y maestro jubilado.