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Un jeque árabe había ofrecido un millón de dólares y el embajador mexicano en Uruguay propuso realizar una subasta con un precio base equivalente a una decena de camionetas doble tracción por el Fusca color celeste de 1987.
Pero las propuestas no tentaron a Mujica, quien prefirió conservar el antiguo “Escarabajo”, valorado en unos 3.000 dólares y que le obsequió un grupo de amigos.
“Nunca podríamos venderlo porque ofenderíamos a esos amigos que se juntaron para hacernos ese obsequio”, dijo el presidente en un programa radial. “Mientras yo viva, va a dormir en el galpón”, precisó.