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El caso de Aruna Shanbaug, que conmocionó en su momento a la opinión pública, llevó a que las autoridades flexibilizaran las legislación india sobre la eutanasia.
Aruna Shanbaug había sufrido un profundo daño cerebral después de haber sido estrangulada con una correa para perros y violada por un empleado del hospital donde trabajaba.
Shanbaug, que murió a los 66 años de edad, sufría de una pulmonía y había sido colocada bajo respiración artificial, explicó un comunicado del King Edward Hospital de Bombay.
Shanbaug, violada en el subsuelo del hospital, había sido hallada once horas después de la violación, que le provocó serias lesiones cerebrales y la dejó ciega.
La víctima pasó 42 años en estado vegetativo en una cama del hospital, mientras que su agresor fue liberado al cabo de siete años de cárcel.
En 1999, la periodista Pinki Virani, amiga de la víctima, presentó un recurso ante la Corte Suprema de India pidiendo que se abreviara la vida de Shanbaug para que pudiera morir con dignidad.
Pero la Corte rechazó la demanda diciendo que no tenía derecho a hacer ese pedido.
Sin embargo, en 2011, la Corte autorizó la “eutanasia pasiva” en algunos casos excepcionales siempre y cuando la demanda fuera formulada por la familia y supervisada por médicos y la justicia.