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Se trata de un perro de raza callejera, pero con algo de ovejero alemán que se crió de cachorro con Miguel Guzmán, su dueño, que murió el 24 marzo de 2006.
Al fallecer su amigo, “Capitán” simplemente desapareció. La familia de Guzmán lo dio por perdido, pero seis meses después, cuando algunos de sus miembros visitaban el cementerio local, lo hallaron “echado” ante la tumba de su antiguo dueño.
Nadie sabe cómo llegó hasta el cementerio la primera vez.
Guzmán había fallecido en el hospital local y velado en una casa mortuoria lejana al cementerio, mientras “Capitán” lo esperaba en casa.
Ahora, entidades proteccionistas de Córdoba piden que “Capitán” sea enterrado junto a su dueño. Pero el municipio quiere cremarlo, sepultar sus restos en una plazoleta y construir un monumento en su honor, según reportó la prensa local.