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La milicia a la que se han sumado se llama Dwekh Nawsha, que significa autosacrificio en arameo, la lengua antigua que hablaba Cristo y que aún utilizan los cristianos asirios, que se consideran a sí mismos el pueblo indígena de Irak.
En el mapa que cuelga en la pared de la oficina del partido político asirio afiliado con Dwekh Nawsha se ven marcadas las localidades cristianas del norte de Irak, alrededor de Mosul.
La mayoría de ellas están ahora bajo el control del Estado Islámico, que tomó Mosul el verano pasado y que lanzó un ultimátum a los cristianos: paguen impuestos, conviértanse al islam o mueran por la espada. La mayoría huyeron.
Dwekh Nawsha opera junto a las fuerzas kurdas peshmerga para proteger las localidades cristianas en la línea del frente de la provincia de Nínive.
Todos los voluntarios dicen que están preparados para quedarse en Irak de forma indefinida. “Todo el mundo muere”, dice uno de los voluntarios.