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“La violencia se ha concentrado en países exentos de conflictos”, indicó la edición 2015 del informe sobre la carga global de la violencia armada, presentado ayer en Ginebra por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Del grupo de dieciocho países con las tasas más altas de muertes violentas (más de 30 muertes violentas por cada 100.000 habitantes), solo un tercio experimenta un conflicto armado.
“La relación entre violencia armada y desarrollo truncado es evidente porque una vez que la violencia se desata, sea en contextos de conflicto como en sociedades con altos niveles de violencia, es muy difícil volver atrás y se pierden años y hasta décadas de desarrollo”, comentó el director del PNUD en Ginebra, Neil Buhne.
Los índices de muertes en episodios de violencia en Honduras (90,2) y Venezuela (72,2) situaron a estos países en 2012 –año de referencia que se usa en el informe– solo por detrás de Siria, donde una guerra civil estalló el año anterior.
La tasa de muertes violentas en esos dos países latinoamericanos es así más de diez veces mayor que el promedio mundial, que es de 7,4 personas asesinadas por cada 100.000.
El informe señaló que alrededor de 508.000 personas mueren anualmente por causas violentas. Esta cifra se descompone en unas 70.000 muertes en situaciones de conflicto armado, 377.000 homicidios intencionados, 42.000 no premeditados y 19.000 relacionados con intervenciones policiales y operaciones militares.
El número de mujeres víctimas de homicidios se redujo en años recientes para situarse en unas 60.000, aunque aumentaron en El Salvador y Honduras.