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BANGUI (EFE). En las últimas semanas, se han registrado choques entre partidarios del grupo Seleka, que dio un golpe de Estado en la República Centroafricana el pasado marzo que llevó al poder al presidente Michel Djotodia, y las milicias de autodefensa “Anti-Balaka” (“antimachete” en sango, la lengua nacional), favorables al depuesto mandatario, François Bozizé.
“En los dos últimos días, los equipos de MSF han tratado a más de 190 heridos en el hospital Comunitario de Bangui. La mayoría de ellos presentaban traumas por arma de fuego o por arma blanca (machetes y cuchillos)”, afirmó la ONG en un comunicado.
Según MSF, ese hospital se encuentra “saturado por el número de heridos, que han continuado llegando durante el día de hoy”.
La ONG no divulgó cifra alguna del número de muertos, aunque la Cruz Roja ha señalado que, por lo menos, más de 300 personas han perdido la vida desde el jueves, cuando empezaron los combates.
La violencia ha provocado también una “oleada” de 14.000 desplazados, después de que millares de habitantes se vieran obligados a huir para buscar protección en puntos neurálgicos de la ciudad, como el aeropuerto o centros de culto, señaló la nota.
Esas personas -subrayó- “están viviendo en condiciones precarias. Se necesita que llegue mucha más ayuda de forma urgente y que lleguen más actores humanitarios para poder asistirlos”.
El conflicto también ha alcanzado Bossangoa, a 300 kilómetros al norte de Bangui, donde MSF ha asistido a “una veintena de heridos y continúa ofreciendo servicios médicos y agua a los más de 35.000 desplazados en la ciudad”.