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TRÍPOLI (AFP, EFE). La Organización de Naciones Unidas informó que alrededor de 3.000 personas huían de la ciudad capital ante el asalto sorpresa de Haftar, que ha dejado decenas de muertos.
El mariscal Haftar y su Ejército Nacional Libre (ANL, por su siglas en inglés) tienen el apoyo político de una autoridad con sede en el este el país.
Además de las regiones orientales, sus fuerzas extendieron su control al sur de Libia y apuntan ahora al oeste, donde está situada la capital, Trípoli, y el Gobierno de Unión Nacional (GNA), reconocido por la comunidad internacional y apoyado por milicias del oeste.
Estas fuerzas prometieron el domingo una contraofensiva, llamada “Volcán de cólera” para “limpiar todas las ciudades libias de agresores”, en referencia a las fuerzas de Haftar.
El mariscal perteneció al grupo de militares que llevó al poder a Muamar Gadafi, pero luego cayó en desgracia ante el exdictador y se exilió a Estados Unidos.
Durante la guerra civil volvió a Libia, se supone que apoyado por Washington, para enfrentar a Gadafi.
Luego formó parte del gobierno posguerra, pero más tarde se negó a formar parte del actual gobierno que incluye a grupos radicales.
Indicaciones de que ahora estaría apoyado por Rusia son negadas por Moscú.
A pesar del temor a una guerra generalizada en el país, inmerso en el caos desde la caída y muerte de Gadafi en 2011, las grandes potencias fueron incapaces de ponerse de acuerdo en la ONU sobre una declaración pidiendo a las fuerzas de Jaftar poner fin a la ofensiva contra la capital libia.
La declaración, examinada el domingo por el Consejo de Seguridad, tenía entre otros el apoyo de Estados Unidos pero fue bloqueada por Rusia, que quiere que haya un llamamiento “a todas las partes” para evitar “un baño se sangre”.
Según un nuevo balance del Ministerio de Sanidad del GNA, al menos 35 personas murieron y unas 40 resultaron heridas desde que empezó la ofensiva de Haftar, el jueves.
Las fuerzas pro Haftar indicaron por su parte el sábado que 14 de sus combatientes murieron.
La agencia de la ONU para los refugiados (Acnur) expresó su “preocupación” por los miles de personas que ya tuvieron que ser desplazadas por los combates. También pidió a los beligerantes “garantizar la seguridad de todos los civiles” así como un acceso humanitario “permanente”.