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“Defino al actual gobierno como un pontón, algo precario (...) pero si se rompe, uno cae al río y es mejor llegar al otro lado. Y el otro lado es la elección de 2018”, dijo.
Temer asumió de forma provisoria en mayo y fue confirmado en el cargo el 31 de agosto, tras la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), acusada de manipular las cuentas públicas.
“Mi mayor preocupación es: ¿tendrá el Gobierno la capacidad de definir el camino de la economía? Creo que están empezando, afirmó.
“Tenemos que tomar medidas drásticas e impopulares”, recordó, mencionando entre ellas la reforma del régimen de jubilaciones.
Temer, del partido de centro-derecha, trata de acelerar una agenda de duros recortes fiscales; que “adolece de una política de comunicación eficaz”, según Cardoso, del social demócrata PSDB (que forma parte del gobierno).
Los brasileños enfrentan una recesión económica, crisis política y escándalos por corrupción.