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Cuando ese disparo acabó con su vida, era, con 39 años, un hombre agotado, una figura controversial, distinta a la que se celebra hoy en día con un feriado nacional y un imponente monumento de granito en Washington.
“Los últimos 12 meses de su vida, King estaba tan agotado, tan deprimido”, comenta David Garrow, autor del libro “Bearing the Cross” sobre King.
“Dijo, una docena de veces o más, en sus últimos dos años: ‘El sueño que tuve en Washington en 1963 se ha convertido en una pesadilla’”. “Quedó congelado en el tiempo, no como el hombre que era en 1968 sino por su imagen en agosto de 1963, cuando dio su discurso de ‘Yo tengo un sueño’”, dice el profesor de historia de la Universidad de Kansas, David Farber.
Henry Louis Taylor Jr., de la Universidad de Búfalo, comenta que las ambiciones de King “desbordaban el campo de los derechos civiles apuntando más al de los derechos humanos” e “imaginaba que otro mundo era posible fundamentándose en la justicia económica, política y racial, cosas relacionadas con buena educación, vivienda decente, buenos trabajos”, indica Taylor.
Para el momento de su asesinato por James Earl Ray, un hombre blanco con inclinaciones racistas, King llevaba décadas bajo la constante vigilancia del FBI, que lo había etiquetado como el hombre “más peligroso” del país .
A 50 años de su muerte, la visión de igualdad racial que King reivindicó en las escaleras del Lincoln Memorial sigue siendo esquiva. Jason Sokol, profesor de historia de la Universidad de New Hampshire, asegura que hubo algunos avances para los afroestadounidenses con los años, con el colofón de la victoria de Barack Obama en 2008, el primer presidente negro. Pero las desigualdades raciales persisten. Su legado
Pero el legado de King se muestra de innumerables formas. “En su discurso de aceptación del premio Nobel en 1964 King dijo que el movimiento por los derechos cívicos era el mayor movimiento de liberación de la historia de la humanidad”, recuerda Taylor Branch, autor de la trilogía: “America in the King Years”.
“Se refería al mundo entero y no solo a los negros”, y “en muchos sentidos, tuvo éxito más allá de lo que podía imaginar”, dice Branch, mencionando el matrimonio igualitario, un presidente negro en Estados Unidos y los derechos de las mujeres.
El legado de King también ha sido encarnado en el movimiento “Black Lives Matter” contra la violencia policial y otros como el que convocó recientemente la “Marcha por Nuestras Vidas”, en la que millones de jóvenes salieron a la calle para exigir leyes más duras contra las armas, asegura. “Hay una nueva generación que está retomando la noción de los sueños de King”, dice.
Uno de esos chicos en la marcha fue la nieta de King, Yolanda Renee, de 9 años, quien recordó las palabras más famosas de su abuelo a la multitud. “Tengo un sueño de que ya basta”, dijo ella. “Y de que este debe ser un mundo libre de armas, punto” .