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Esta división se mostró patente en los votos de ayer, que dieron la mitad a cada candidato.
“Independientemente del resultado, es fundamental que después de las elecciones haya una postura de unir a Brasil, de evitar que nuestro país sea dividido entre norte, nordeste y sur, sureste”, dijo Silva a periodistas después de votar en Río Branco, capital del estado amazónico de Acre.
En la segunda vuelta de las elecciones Silva apoyó al opositor Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), frente a la presidenta y aspirante a la reelección Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT).
El propio Neves aludió ayer a la división que ha experimentado el país durante la campaña electoral.
La campaña ha sido muy polarizada entre ambos candidatos en la segunda vuelta y ha estado marcada por las descalificaciones personales y las agresiones verbales.
“Llego vivo” al balotaje pese a los ataques del PT, había dicho Neves tras visitar el sábado en su estado natal de Minas Gerais (sureste) la tumba de su abuelo, Tancredo Neves, electo presidente en 1985, tras el fin de la dictadura, pero que falleció antes de asumir el cargo.
El economista socialdemócrata denunció la “campaña sórdida” del PT.
“Cuando vieron que por primera vez en 12 años existía la posibilidad concreta de perder, se desesperaron”, dijo Neves.
El electorado estaba claramente dividido y tras tres semanas de campaña, se llegó a la cita con las urnas sin un favorito claro, según los últimos sondeos.
La candidata del PT ganó la primera vuelta del pasado 5 de octubre con el 41,5 %, frente al 33,5% del abanderado del PSDB.