Los ataques en el Golfo reavivan el peligro de los “drones asesinos”

Los recientes ataques de drones contra instalaciones petroleras sauditas, reivindicados por los rebeldes yemeníes hutíes, reavivan el temor de atentados cometidos con estos pequeños aparatos sin piloto, contra los cuales todavía no existe ninguna defensa eficaz.

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PARÍS (AFP). En enero, los servicios antiterroristas del mundo entero se pusieron en alerta cuando los mismos rebeldes lograron detonar un dron cargado de explosivos sobre una tribuna durante un desfile en una base aérea yemení, matando a ocho militares, entre ellos, el jefe del estado mayor adjunto.

“Es la amenaza asimétrica por excelencia: por un lado, un dispositivo pequeño y simple, fácil de fabricar y de usar; y por otro lado, para luchar en contra, un dispositivo enorme. Es casi misión imposible”, declara el exjefe de un servicio francés de inteligencia, que desea conservar el anonimato.

Muchas empresas, en los países más avanzados, trabajan en desarrollar defensas, pero por ahora ninguna ha resultado eficaz frente a aparatos furtivos, pequeños, difíciles de localizar y aún más de eliminar.

“Hay defensas emergentes”, añade la misma fuente. “Existen dispositivos antidrones, pero solo son eficaces a corta distancia. Sabemos proteger algunas zonas bien precisas”.

“Se puede interrumpir o cortar la comunicación entre el dron y su piloto, si la hay”, añade. “Si no, si el dron está programado para explotar cuando llega a un punto GPS, no se puede hacer mucho. Hay que poder detectarlo e intentar descenderlo con medios tradicionales: disparando. Pero hay que verlo y tener tiempo para disparar. No es fácil”.

Los artificieros del grupo yihadista Estado Islámico (EI), cuando podían trabajar tranquilamente en los talleres de su “emirato” autoproclamado en Siria y en Irak, desarrollaron, con drones comerciales modificados, máquinas de matar capaces de lanzar granadas sobre sus objetivos con una precisión a veces sorprendente.

Las imágenes, difundidas en internet, de las cámaras a bordo de obuses o de granadas cayendo sobre los blindados o los soldados del ejército iraquí o las milicias kurdas anti-EI, tuvieron un efecto devastador.

“Medidas universales contra esto: es simple, no hay”, admitió el mismo exjefe de un servicio de inteligencia.

Este precedente es preocupante especialmente porque algunos expertos en drones del EI eran occidentales, algunos de los cuales se esfumaron después de la caída del EI en algunos territorios que controlaba, y es posible que regresen a sus países de origen sin ser detectados.

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