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Ayudados por una grúa y bolsas de aire, los oficiales indonesios consiguieron desenterrar los restos atrapados en el limo marino. La pieza, de unos 10 metros de longitud, será examinada con la esperanza de encontrar las dos cajas negras que guardan los registros de las conversaciones en la cabina y los datos de vuelo, esenciales para conocer qué le sucedió al avión antes de caer al mar. No obstante, las autoridades se mostraron pesimistas sobre la posibilidad de hallar dichos dispositivos, informa el canal singapurés “Channel NewsAsia”.
La sección de cola, posteriormente, será trasladada por barco hasta el puerto de Kumai donde se analizarán los restos.
Durante la jornada de ayer, un barco desplegado para la misión de rastreo captó una serie de débiles señales sonoras intermitentes bajo el agua y a más de un kilómetro de la cola del aparato que podrían pertenecer a las cajas negras.