Cargando...
MOSUL, Irak (AFP, EFE, ANSA). La reconquista de Mosul es la más importante victoria de Irak desde que el EI se apoderara de la ciudad en una ofensiva relámpago el 10 de junio de 2014, para luego proclamar su “califato” en territorios controlados a caballo entre Irak y la vecina Siria.
El grupo yihadista, que enfrenta ofensivas apoyadas por una coalición liderada por Estados Unidos en ambos países, ha perdido gran parte de los territorios que controlaba desde entonces.
Hasta los últimos días de la batalla, miles de civiles seguían atrapados dentro de la Ciudad vieja.
Alrededor de 915.000 residentes huyeron de Mosul desde que comenzó la batalla por la ciudad, según indicó Naciones Unidas esta semana.
A finales del mes pasado, Abadi había publicado en Twitter: “Estamos asistiendo al final del falso Estado (Islámico)”.
Los últimos yihadistas acorralados han opuesto una tenaz resistencia en los últimos días, pero sus esfuerzos para evitar que las tropas iraquíes lograran la que se considera la mayor derrota del EI hasta el momento llegaron a su fin.
Pérdida de bastiones claves
Hace tres años el EI parecía imparable, hoy han perdido el control de Mosul, su bastión en Irak.
El grupo yihadista está por otra parte a punto de ceder también su “capital”, Raqa, en Siria.
De hecho, el EI había logrado tener el control de casi todo el norte de este último país y un tercio de Irak.
Entre el 2014 y el 2015 el territorio del “califato” proclamado por Abu Bakr al Bagdadi cubría el valle del Éufrates, con una extensión de oeste a este de 700 km, a partir de la provincia siria de Alepo hasta Faluya, tan sólo a 50 km de Bagdad, la capital iraquí.
De norte a sur tenía en sus manos unos 200 km de territorio del río Tigris hasta Tirkit.
Hoy, el grupo yihadista ha perdido en Irak toda la franja a lo largo del Tigris, a excepción de una última zona.
Territorio aún ocupado
Los yihadistas han ido perdiendo sus principales bastiones en grandes ciudades, y ahora se mantienen en poblados menos importantes y áreas desérticas.
Ahora los yihadistas tienen, según parece, intención de retirarse precisamente en esas zonas desérticas en Irak, y en las áreas sirias aledañas, a la espera de poder pasar eventualmente a algún contraataque.
El EI apunta, como ya lo ha hecho en el pasado, a aprovecharse del estallido de las tensiones religiosas y étnicas que siguen desestabilizando a Irak y, en general, a toda la región.
En otros países del Oriente Medio y de África, varios grupos extremistas han manifestado su lealtad al “califato” del EI.
Estas facciones también van retrocediendo lentamente, pero aún falta bastante para hablar de una desarticulación determinante.