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La región ha permitido que el problema se agrave por su fracaso sistemático a la hora de abordar los abusos a los que somete Birmania a la minoría musulmana rohingya, cuya discriminación y violencia los obliga a partir.
Birmania niega los derechos de ciudadanía a los 1,3 millones de rohingya que viven en su territorio.
El problema es que uno de los pilares de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) es la no interferencia en asuntos internos de otros países.
Esta asociación incluye a Birmania, Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam.
Ahora, dicho principio se ha vuelto en contra de la Asean, afirma el estudioso de ese bloque, Elliot Brennan.
La crisis de los migrantes “ejerce una enorme presión para que el bloque reformule su política de no interferencia”, asegura el experto.
Incluso Europa, que tiene una mayor cohesión política y tiene más recursos que esta asociación, tiene dificultades para actuar conjuntamente frente a la gran cantidad de inmigrantes que cruzan el Mediterráneo desde el Norte de África.