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Era el 1 de noviembre de 2010, y el entonces arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio participó de un espacio realizado por el Canal 21, con motivo de la visita de la Virgen de Caacupé a la Catedral de Buenos Aires.
“Madre: gracias por honrar esta casa con su presencia. Es curioso, esto no está en el Evangelio, pero está en la historia. Ella es paraguaya, de Caacupé, y no hay paraguayo que no la quiera”, dijo primero.
Y no tardó en prodigar halagos a la mujer guaraní. “Ustedes saben que en toda América la mujer paraguaya es la mujer más gloriosa, no porque haya estudiado más que otra; porque esa mujer, la mujer del Paraguay que está acá supo asumir un país derrotado por la injusticia y los intereses internacionales, y ante esa derrota llevó adelante la Patria, la lengua y la fe”.
En su discurso subrayó que la Virgen de Caacupé es sinónimo también de patria, lengua, cultura y fe. “La Virgen, al tomar la ciudadanía paraguaya bajo el nombre de los milagros de Caacupé, nos dice que también está dispuesta a ayudarnos a llevar adelante la patria, la lengua, la cultura y la fe. Es la madre de la Fe”, agregó.
Allí mencionó que por eso es “doblemente gloriosa: por ser la madre de Dios y por ser paraguaya”.
También agregó que la Virgen de Caacupé “busca la paz, la paz en su pueblo, y es la madre que sabe lo que es ser perseguida”; “supo lo que es el sufrimiento de la persecución de su hijo, estando al pie de la cruz”.
El nuevo papa Francisco finalizó sus palabras, dándole de nuevo la bienvenida a la Catedral de Buenos Aires: “Madre nuestra, madre de Dios, de Jesús, madre del Paraguay, te damos la bienvenida a esta casa y te pedimos que nos enseñes todas esas cosas, que nos enseñes a consolar y a ser pacientes, a trabajar por la justicia y a ser misericordiosos, a tener el corazón puro y a buscar la naturaleza por Dios y a trabajar por la patria”.
Tereré y guaraní
El actual papa Francisco tomaba tereré y aprendió algunas frases en guaraní con un grupo de paraguayos residentes en Argentina, expresó Celso Chamorro, de la Comisión de Derechos Humanos de residentes paraguayos en Buenos Aires, Argentina.
El entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio participaba de los eventos organizados por el Día de la Virgen de Caacupé en Buenos Aires. En los eventos, compartía rondas de tereré con los sacerdotes y compatriotas paraguayos.
Además, utilizaba frases en guaraní durante las homilías, que aprendió de la activista paraguayo-uruguaya Esther Ballestrino, una de las fundadoras de la asociación de las Madres de Plaza de Mayo, con quien le tocó trabajar.