Cargando...
Bajo el mismo portal de piedra que el 5 de mayo de 1945 recibió a los blindados del Ejército de los Estados Unidos, pero sin el águila nazi que entonces aún coronaba la edificación, han desfilado ayer las delegaciones de decenas de países y agrupaciones de víctimas hacia la Apellplatz, el patio central del campo.
En Mauthausen, conocido como el “campo de los españoles”, murieron alrededor de 5.000 españoles republicanos que fueron catalogados por los nazis como apátridas y enemigos políticos del Tercer Reich.
“Mauthausen es un punto clave en el recuerdo de los crímenes del nacionalsocialismo”, ha declarado a la televisión pública ORF el presidente austríaco, Heinz Fischer, que ejerció de anfitrión de la conmemoración.
En el centro de la Apellplatz, rodeada por los antiguos barracones de presos y edificios como la cámara de gas o los crematorios, una por una, cada delegación ha depositado una ofrenda floral ante un memorial de piedra, en un desfile que se ha prolongado a lo largo de toda la mañana y ha concluido sobre las 12:00 GMT.
“Para nosotros esta conmemoración de la liberación no es sólo un acto de recuerdo. Es también una declaración contra la intolerancia, contra la dictadura, contra la xenofobia y el antisemitismo”, dijo en el presidente del Comité de Mauthausen, Willi Mernyi.
Entre los 22.000 visitantes que se han acercado ayer al campo con aspecto de fortificación que domina una loma a las afueras del pueblo de Mauthausen, a 160 kilómetros de Viena, estaban, según los medios austríacos, unos 50 supervivientes, muchos en sillas de ruedas o asistidos por acompañantes.
La mayoría de los 200.000 prisioneros del campo de concentración de Mauthausen eran adversarios políticos de los nazis o prisioneros de guerra.