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En un discurso dirigido a obispos polacos que visitan el Vaticano, Francisco pidió a los pastores de la Iglesia “interrogarse y preguntarse” cómo pueden ayudar a los católicos que han roto su matrimonio.
El papa argentino defendió la familia como “célula fundamental” de la sociedad, ya que es el lugar donde “se aprende a convivir en la diversidad”.
Jorge Mario Bergoglio analizó la evolución del matrimonio y afirmó que “hoy es considerado como una forma de gratificación afectiva que puede hacerse de cualquier manera y cambiarse según la sensibilidad de cada uno”. Para Francisco, “desgraciadamente esta visión también afecta la mentalidad de los cristianos, facilitándoles la posibilidad de recurrir al divorcio o a la separación de hecho”.
El papa animó a los religiosos “a cuestionarse la forma de ayudar a los que viven en esta situación, para que no se sientan excluidos de la misericordia de Dios”. Los divorciados deben sentir “la preocupación de la Iglesia por su salvación ” y ésta debe sostenerles para que no abandonen la fe y eduquen a sus hijos” en la plenitud de la experiencia cristiana”. Por otro lado, Francisco cree que se necesita “mejorar la preparación” de las parejas jóvenes que dan el paso hacia el matrimonio.
“Que puedan descubrir siempre más la belleza de esta unión que, bien fundada sobre el amor y la responsabilidad, está capacitada para superar las pruebas”, explicó.