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La entidad encargada de la vigilancia de los volcanes hizo la proyección con base en la historia geológica del macizo andino, ubicado a 1.000 kilómetros al sur de Santiago, y vecina a la argentina ciudad de San Carlos de Bariloche.
También explicó que hasta ahora la mayoría de las manifestaciones son propias del estilo eruptivo subpliniano, caracterizadas principalmente por la columna de cenizas y la emisión de material caliente que genera flujos de sedimento y agua proveniente de derretimientos abruptos al entrar en contacto con la lava o piroclastos (elementos sólidos a alta temperatura lanzados en la erupción).
Por el momento es una fase básicamente “explosiva”: emisión de piroclastos (fragmentos de material volcánico de tamaños de rocas o material más particulado como cenizas).
Pero podría pasar a una etapa “efusiva”, caracterizada por la emisión de lava (roca derretida que se desliza por la ladera de la montaña), aunque no se prevén “ríos” de lava, porque se trata de material que se desplaza muy lentamente, advierten los expertos chilenos.
En una eventual fase efusiva, el director nacional del servicio de geología y minería, Rodrigo Álvarez, precisó que “el volcán tiende a construir domos cuando lanza lava sobre la parte alta del edificio volcánico, los que posteriormente son destruidos para permitir nuevamente la apertura del ducto volcánico”.
Las autoridades chilenas estaban preocupadas por las lluvias que caen en la zona del volcán Calbuco, en el sur del país, por la posibilidad de que provoquen aluviones secundarios en los ríos, dijeron fuentes oficiales.
Varias localidades del suroeste de Argentina siguen atentamente la trayectoria de la nube de cenizas expulsadas tras la tercera erupción del Calbuco.