La crisis de los misiles en Cuba: cuando el mundo contuvo el aliento

Esta semana se recuerda el episodio ocurrido hace 50 años que desencadenó la peor crisis de toda la Guerra Fría, la instalación de misiles nucleares soviéticos en Cuba, un drama que estuvo a punto de acabar en un apocalipsis nuclear, según reconocen los protagonistas de aquella histórica confrontación.

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Inquieto ante la irresistible pujanza de Estados Unidos como potencia nuclear y dispuesto a defender a su aliado cubano, Jruchov tomó la arriesgada decisión de enviar más de 40.000 hombres y decenas de misiles nucleares a la isla.

Públicamente, el número uno soviético aseguró a Washington que no tenía ninguna intención de instalar armas ofensivas en Cuba. Pero el engaño fue descubierto por el arma de espionaje más decisiva de la época, el avión U2, que suministró las pruebas fotográficas irrefutables al Pentágono.

Los debates se multiplicaron en la Casa Blanca, y los generales abogaron por ataques aéreos, e incluso por la invasión de Cuba, mientras que el secretario de Defensa, Robert McNamara, y los diplomáticos prefirieron el bloqueo de la isla para impedir que las naves soviéticas sigan entregando armamento.

El 22 de octubre, JFK anuncia la situación a los estadounidenses, ordena el bloqueo total de la isla y pone a las fuerzas estadounidenses en estado de alerta máxima.

Los buques soviéticos dieron media vuelta, y el mundo suspiró aliviado.

Pero entre telones, el drama continuó. Kennedy y Jruchov intentaban hallar una salida definitiva, pero no se podían comunicar directamente, y los mensajes a veces parecían contradictorios.

Es luego de esta experiencia que se habilitó el famoso “teléfono rojo”, una línea de comunicación directa entre Washington y Moscú para casos de emergencia.

Kennedy, de 45 años de edad, y el líder soviético Nikita Jruschov, de 68, azuzados por sus respectivos “halcones”, sus asesores más duros, encararon una perspectiva sin precedentes: la destrucción masiva de ciudades enteras, la muerte de unos 100 millones de personas en EE.UU. y de más de 100 millones en la URSS.

El sábado 27, un avión U2 fue derribado mientras sobrevolaba la isla y la situación pareció descontrolarse. El Pentágono alistó los preparativos para bombardear masivamente la isla a partir del martes e invadirla luego con 120.000 hombres.

Cuatro décadas más tarde, el ministro Robert McNamara contó que en el último momento el presidente cambió de idea y dijo: “Bueno, quizá fue un accidente, no los atacaremos”.

“Mucho después nos enteramos de que Jruschov llegó a la conclusión de que Kennedy creería que el derribo del avión era una provocación deliberada, y para evitar que se agravara la situación ordenó a los comandantes soviéticos en Cuba que no dispararan a los U2”, añadió.

Al final, ambos líderes, sin consultar al dictador cubano Fidel Castro, dieron una solución al tema. Kennedy anunció que no invadirá Cuba y que retiraría también los misiles que EE.UU. disponía en Turquía, mientras que Jruchov prometió sacar los misiles de Cuba.

El 20 de noviembre, Estados Unidos levanta el bloqueo a la isla. Es este el famoso “bloqueo” a Cuba, que fue levantado ese día, hace 50 años.

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