La autocensura por miedo es una traba para la libertad de prensa

BOGOTA, Colombia. El ejercicio del periodismo es una tarea riesgosa en un conflicto en el que no se sabe quiénes están disparando. Resultado del miedo es la aparición de la autocensura, fenómeno colectivo en la prensa colombiana. La pregunta “¿dónde estaba yo?” tiene su respuesta en la carencia de información sobre la guerra.

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Gonzalo Sánchez Gómez, director del Centro Nacional de Memoria Histórica, mencionó una frase llamativa: “En Colombia, la opinión pública negaba que existiera un conflicto”.

María Consuelo Jáuregui, directora de la organización no gubernamental País Libre, dijo otro tanto: “Hoy la gente se sorprende por la violencia de la guerra, y surge la pregunta “¿donde estaba yo en ese momento, para que no me haya enterado de nada?”.

En el mismo sentido se expresó Juan David González, analista del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac): “La guerra se desarrolló con una suerte de silencio y despreocupación de la ciudadanía, a pesar de su violencia extrema”.

Tres personas, pertenecientes a instituciones diferentes, coinciden en señalar que la opinión pública colombiana no tenía un concepto acabado de lo que estaba realmente sucediendo en el país.

Marisol Gómez Giraldo, periodista del diario El Tiempo, es editora de la sección de política y tiene a su cargo la cobertura de las negociaciones entre el gobierno y las FARC.

Autocensura

Interpretando lo que sucede en su país, dijo lo siguiente: “El periodismo en Colombia se desarrolla en forma paralela con la violencia. La guerra no concede espacio en medio de una violencia extrema”.
“Vivimos en forma cotidiana tantas situaciones extremas, que la autocensura es una realidad muy presente en el periodismo”, agregó la periodista de El Tiempo.

Puso como ejemplo lo que sucede en la ciudad de Cali. “Los despachos de enviados especiales no están firmados; tampoco los de los corresponsales. Hacemos eso en procura de protegerlos”, explicó.

Cali está bajo control del narcotráfico, está considerada la tercera ciudad más peligrosa del planeta. “El narcotráfico se instaló dentro de las instituciones. Aquí decimos que es una ciudad fallida, porque las autoridades locales no tienen el control, sino los capos del cartel”, comentó.

Otro tema complicado es hablar de las “bacrim” (bandas criminales), que están integradas sobre todo por paramilitares que combatieron a las FARC; al desmovilizarse, organizaron grupos criminales que hoy constituyen el nuevo escenario de violencia urbana.

El miedo a escribir

La cobertura periodística en zonas de guerra enfrentan la misma situación. Si bien bajó la intensidad de los enfrentamientos, porque las FARC se encuentran en franca retirada, el peligro sigue siendo el mismo.

Tenemos lo que María Consuelo Jáuregui definió como una sociedad secuestrada por la violencia; sumemos las medias verdades de la prensa a causa de la autocensura de quienes deben formar opinión pública.

El control de la prensa a través del miedo terminó siendo una herramienta para mantener ignorante a la ciudadanía de lo que realmente está sucediendo en el país.

No todos saben en Colombia que 11.000 niños combaten en la guerrilla, el número más alto de niños soldado del planeta.

Pensar que este modelo busca imponer el EPP en el Paraguay...

roque@abc.com.py

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