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“En este momento se declara abierto solemnemente el presente debate oral y público”, afirmó la titular del Tribunal Primero de Mayor Riesgo A, Jazmín Barrios.
“En el juicio vamos a probar que se implementaron planes militares contra la población indígena, hubo charlas motivacionales a los altos militares y se ordenaron estrategias contra la lucha contrainsurgente”, sostuvo el fiscal Orlando López en el inicio de su presentación.
La apertura del juicio, que se prolongará varios meses, se realizó con casi dos horas de retraso debido a una serie de siete amparos y objeciones presentadas por los defensores, que debieron ser analizadas una a una por los jueces, incluyendo un pedido de Ríos Montt de ir a los sanitarios.
Ríos Montt, de 86 años, será juzgado por la ejecución de 1.771 indígenas mayas ixiles en el departamento de Quiché (norte) durante su mandato, en lo más cruento de la guerra de 36 años (1960-1996) que dejó 200.000 muertos o desaparecidos, según la ONU.
En el juicio, en el que declaran 130 testigos y casi un centenar de peritos, también está acusado por genocidio el general retirado José Rodríguez, exmiembro de la cúpula castrense de entonces.
La Sala de Vistas de la Corte Suprema de Justicia (en el centro histórico de la ciudad) estaba abarrotada con unos 500 asistentes, entre ellos mujeres indígenas con sus trajes tradicionales, activistas de derechos humanos, comunidad internacional, exmiembros de las paramilitares Patrullas de Autodefensa Civoc (Pac) y familiares de militares.