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La secta de la Verdad Suprema o Aum Shinrikyo, que mezclaba el budismo y la meditación hindú con enseñanzas apocalípticas, perpetró varios crímenes, incluidos ataques simultáneos con gas sarín en trenes del metro de Tokio durante la hora de mayor tráfico de personas, en 1995.
Habían colocado bolsas de plástico llenas de gas sarín en cinco trenes del metro de Tokio. Las agujerearon con la punta de los paraguas para dejar escapar el veneno.
Las imágenes de los cuerpos, muchos de ellos vestidos con traje, repartidos por los andenes, impactaron a los japoneses y dieron paso a medidas de seguridad pública como la retirada de basureros opacos que siguen en vigor hasta hoy día. Además de matar a 13 personas, el ataque provocó heridas al menos a 5.800 personas, algunas de ellas de forma permanente.
La ley japonesa precisa que los condenados a pena de muerte deben ser ejecutados en los seis meses consecutivos a la confirmación de su sentencia, pero en la práctica suelen pasar años en el corredor de la muerte.
Antes del atentado, Japón asistió con una mezcla de fascinación y angustia al nacimiento y posterior crecimiento de Aum en los años 1980 y 1990. La secta atrajo hasta 10.000 fieles.