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El comando de las Fuerzas especiales estadounidenses lanzó un concurso entre empresas de la defensa, universidades y laboratorios del gobierno para la producción de una armadura “hi-tech” (alta tecnología) destinada a los soldados de élite.
Una armadura equipada de miembros biónicos, exoesqueleto a prueba de proyectiles, batería para la autoalimentación y un sistema de recarga de datos recibidos de drones y proyectados en un display transparente montado dentro del casco.
Lo bautizaron “Iron Man” (hombre de hierro), como el personaje Tony Stark, de la firma Marvel Comic, el industrial que se convierte en un superhéroe gracias a una coraza alimentada de forma autónoma y cargada con cohetes.
De momento no se firmó ningún contrato, y el Pentágono está todavía seleccionando las ideas.
Exoskeleton XOS 3 de Rayheon, por ejemplo, puede cargar 77 kilos con un esfuerzo percibido por el soldado que lo lleva puesto equivalente a 4,5 kilos.
Al menos en teoría, este “cybersoldado” sería capaz de curarse por sí solo las heridas en el campo, haciéndose torniquetes inflables en el rarísimo caso en que la armadura se rompiese.
A bordo de la nueva coraza debería contar también con reservas de oxígeno en caso de ataque con gas, con un sistema de enfriamiento para mantener la temperatura a niveles aceptables y con una serie de sensores para transmitir a los cuarteles generales las señales vitales del soldado.