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“No puedo creerlo, si os dijera que no tenía ni cinco euros”, comentó Ngame, de 35 años, temporalmente sin trabajo, entrevistado por el diario local La voz de Almería.
Ngame “llegó a la administración de lotería con su pareja, él llevaba un décimo” ganador de 400.000 euros, explicó Noelia Lázaro, la periodista que entrevistó al senegalés.
El inmigrante le explicó que había llegado hace ocho años a la isla española de Tenerife, en el archipiélago de Canarias, con su mujer a bordo de una de esas precarias embarcaciones que en España llaman “pateras”.
“Estábamos 65 personas en aquella patera y gracias a los españoles estamos aquí, ellos nos salvaron cuando ya estábamos dentro del mar” tras naufragar, explicó.
Su vida después fue dura, encadenando empleos temporales en los invernaderos de las explotaciones agrícolas hasta encontrarse sin trabajo.
Roquetas de Mar forma parte de una de las mayores zonas de cultivos de Europa, apodada “el mar de plástico” porque allí se aglomeran decenas de miles de hectáreas de invernaderos.
El premio “gordo” de la lotería de Navidad recayó el martes en Roquetas de Mar, localidad turística y agrícola de 92.000 habitantes en el sur de España, donde este inmigrante trabajaba como peón en los invernaderos de hortalizas.
La lluvia de 140 millones de euros (152 millones de dólares) se debe repartir entre la multitud de compradores de los “décimos”, cada billete de la serie ganadora.
Aunque otros sorteos tiene premios individuales más altos, esta es la primera lotería del mundo por el total de la suma que se reparte: 2.240 millones este año.