Inflación recorta el poder adquisitivo de argentinos

Argentina lucha contra la depreciación de su moneda y la inflación que recorta el poder adquisitivo de la población. Desde que empezó el año el peso perdió más de 50% y no parece que haya aún un freno. Con el kirchnerismo comenzó el despilfarro: el país comenzó a gastar más de lo que le ingresaba.

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BUENOS AIRES (AFP). ¿Por qué Argentina perdió bruscamente la confianza de los mercados y el futuro prometedor se tornó en incertidumbre? 

Tras más de una década de proteccionismo (gobierno del kirchnerismo), Argentina esperaba consolidar en 2018 la recuperación económica iniciada el año anterior con las políticas aperturistas del presidente Mauricio Macri.

En 2017, el Producto Interno Bruto (PIB) se incrementó en 2,8% y la subida continuó en el primer trimestre de este año, con 3,6%. Hubo récord en ventas de autos nuevos y viajes al exterior. Pero poco después el viento giró y se hizo añicos la previsión presupuestaria de 3,5% de crecimiento en el año.

Especulación financiera 

Pero Argentina seguía gastando más de lo que le ingresaba y hasta entonces se había defendido con inversiones de capitales “golondrina” que adquirieron sus apetecibles letras del Banco Central, con importantes rendimientos en pesos que inmediatamente se cambiaban a dólares.

A partir de abril el alza de tasas en EE.UU. y un nuevo impuesto a las letras argentinas empujaron la desbandada de esos capitales.

Los argentinos, que han padecido varias megadevaluaciones y se acostumbraron a refugiarse en el dólar como medio de ahorro, siguen con angustia el colapso de su moneda que en lo que va del año ha perdido 50% contra el dólar. 

La reaparición del Fondo Monetario Internacional (FMI), con su auxilio financiero de US$ 50.000 millones condicionados a reformas económicas y austeridad para reducir el déficit fiscal, azuzan el fantasma del pasado; como la crisis terminal de 2001 cuando Argentina declaró la mayor moratoria de la deuda externa de la historia.

Para calmar los mercados, Macri anunció la disposición del FMI de anticipar los desembolsos prometidos para 2019 y 2020. El efecto fue el contrario. 

La directora del FMI, Christine Lagarde, dijo que las condiciones internacionales se tornaron “más adversas” y no fueron contempladas al momento de suscribir el acuerdo de auxilio a Argentina en junio.

Ese mes, el FMI desembolsó US$ 15.000 millones, y la mitad de ese monto se destinó a respaldo presupuestario. Los US$ 35.000 millones restantes estarían disponibles a lo largo de la duración del acuerdo, supeditados a exámenes trimestrales del organismo. 

Ahora, el gobierno debe asegurar en el presupuesto de 2019 una reducción del déficit fiscal, pero depende de la oposición, mayoritaria en el parlamento, para aprobarlo. 

Con el agravamiento de la devaluación del peso ante el dólar se hicieron conjeturas con que el Gobierno optará por la opción del ‘default’ (cese de pagos). 

Pero la administración Macri descartó que el país recurra, como ya hizo otras veces, a suspender el pago de deuda o a aferrarse a la emisión de dinero. Aunque reconoció que “no hay una solución mágica” para la crisis desatada por la abrupta depreciación del peso. 

No obstante, se hicieron comparaciones con la grave crisis que azotó al país en 2001, que acabó en un corralito bancario (restricciones a los ciudadanos para retirar dinero de los bancos), la renuncia y posterior marcha del presidente Fernando de la Rúa en un helicóptero y la declaración de la suspensión de la deuda.

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