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“El proceso político en Cataluña continúa”, aseguró el presidente de la región, Artur Mas, de la coalición nacionalista CiU, un día después de la sentencia.
“A cada escollo que vayamos encontrando en este camino, encontraremos la solución para esquivarlo y sobrepasarlo”, añadió.
Los independentistas de izquierdas de ERC, segunda fuerza regional tras CiU, aseguraron: “no nos moveremos de nuestro compromiso de poner las urnas”.
Nadie sabe adónde llevará el pulso independentista de Mas y sus aliados, con una amplia mayoría parlamentaria en la región y sometidos a una fuerte presión ciudadana para celebrar este referéndum.
Satisfaciendo el fervor independentista popular, impulsado en los últimos años por una crisis económica que atizó las tensiones políticas, anunciaron hace unos meses su convocatoria para el 9 de noviembre.
La pregunta será doble: “¿Quiere que Cataluña sea un Estado? ¿Quiere que este Estado sea independiente?”.
Para poner las bases a esta consulta, en enero de 2013 el parlamento regional había aprobado una declaración de soberanía del pueblo catalán, que el martes fue anulada parcialmente por el Tribunal Constitucional, en una sentencia algo ambigua.