Ilegalidad de ablación, buen arma contra esa práctica

La vuelta al colegio tras las vacaciones de verano, que en gran parte de África coincide con la Navidad, fue diferente para miles de niñas que esos días han sufrido la mutilación genital, práctica ancestral que, según organizaciones defensoras de las pequeñas, solo podrá erradicar su ilegalización.

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NAIROBI (EFE).La ley es el principal antídoto contra la ablación, que sufren tres millones de adolescentes cada año en África, según activistas consultadas con motivo del Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina, que se celebró ayer.

Las calles de Nairobi se quedan desiertas durante las Navidades, pues familias enteras aprovechan las vacaciones escolares para volver a sus localidades de origen, a menudo alejadas de la capital.

Al abrigo de la comunidad, la ablación sigue siendo una práctica arraigada que marca todavía el tránsito social de niña a mujer tras la llegada de la menstruación, pese a su impopularidad creciente en Kenia, explica la responsable de programas de la ONG Equality Now (“Igualdad Ahora”) en el continente, Grace Uwizeye.

Algunas menores consiguen huir a refugios como el de Agnes Pareyio, una mujer de la etnia masai que en su día no pudo escapar a la ablación y que fue elegida por Naciones Unidas ” Mujer del Año ” en 2005 por su labor en el centro que dirige en Narok ( Kenia) .

Pareyio explicó que, gracias a su colaboración con la ONG española Mundo Cooperante, el centro de acogida cuenta también con una escuela, donde las alumnas aprenden a defenderse ante sus padres contra la mutilación genital femenina. Con todo, Kenia es uno de los países que más ha avanzado en la lucha: si hace una década el 38 por ciento de las kenianas había sufrido la ablación, en la actualidad la padece el 27 por ciento.

“En Kenia han funcionado las leyes contra la mutilación genital femenina: el presidente (del país) la critica y se esté empezando a arrestar a acusados, a llevarlos ante los tribunales y a rescatar a las chicas en riesgo”, relata la portavoz de Equality Now.

La ley keniana que prohíbe la ablación, de 2011, prevé penas de tres años de cárcel y elevadas multas para los autores, que se arriesgan a la cadena perpetua si la niña muere tras la intervención. “En países como Kenia y Burkina Faso la práctica se está reduciendo, pero en otros como Egipto o Mali sigue igual. Estamos intentado ver qué ha funcionado en estos países para atajarla en otros”, indica Uwizeye, cuya organización defiende los derechos civiles, políticos, económicos y sociales de niñas y mujeres.

La ley también podría ayudar en Gambia, donde la condena en España a un matrimonio gambiano que sometió a sus hijas a la ablación durante unas vacaciones, ha servido para “dar ejemplo”, según la activista de ese país africano Isatou Tourey.

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