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“En 2017, varios meses después del comienzo de las entregas del 737 MAX, ingenieros de Boeing habían comprobado que el sistema de visualización del 737 MAX no respondía correctamente a las exigencias de la alerta de la sonda AOA”, explicó el grupo en un comunicado.
Estas alertas están concebidas para advertir a los pilotos sobre la existencia de anomalías. En el accidente de Lion Air, que causó 189 muertes a fines de octubre, la AOA, que estaba averiada, continuó sin embargo comunicando datos erróneos al sistema de estabilización del aparato, el MCAS.
Este último, como estaba previsto originalmente, tomó el control del vuelo y puso al avión en picada. Aunque los pilotos intentaron hacer lo contrario, la tragedia no pudo ser evitada.
Boeing subrayó que una inspección conducida por ingenieros y altos funcionarios de la empresa no llegó a la conclusión de que este desperfecto “pudiera tener un impacto negativo sobre la seguridad del avión” .
Toda la flota de 737 MAX está inmovilizada desde mediados de marzo, tras el accidente de un aparato de ese tipo de la compañía Ethiopian Airlines, que el 10 de ese mes causó la muerte de 157 personas.