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Si bien el escándalo de corrupción en el que se vieron sumidos sus socios ultraconservadores le acabó costando el puesto, analistas estiman que la popularidad del jefe de los conservadores podría incluso verse reforzada de cara a las elecciones legislativas anticipadas.
Kurz, el dirigente más joven de Europa, se convirtió en el primer canciller austriaco en ser derrocado por una moción de censura, y también en el que cumplió un mandato más breve, pese a gozar de una cota de popularidad alta.
La coalición ÖVP-FPÖ saltó en pedazos después de que el 17 de mayo se publicara un video –que en realidad era una trampa– grabado con cámara oculta en 2017 en la isla española de Ibiza, en la que exlíder del FPÖ, Heinz-Christian Strache, proponía la adjudicación de contratos públicos austriacos a cambio del apoyo financiero ruso.
Tras la caída del líder del FPÖ, Kurz destituyó al ministro de Interior, también ultraconservador. En respuesta, los otros ministros del FPÖ abandonaron el Ejecutivo, dejando al partido conservador gobernando en solitario hasta las elecciones legislativas anticipadas previstas para septiembre.